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Conciencia de clase desde los barrios, solidaridad entre iguales

27 de Mayo de 2020

El PCE en Aragón afirmábamos en nuestro XII Congreso que la lucha por una vivienda digna, la invisibilización del trabajo de cuidados y reproductivo y la defensa de los servicios públicos, son tres de los campos de batalla fundamentales (junto con la inestabilidad laboral, los bajos salarios y la lucha por las pensiones), en nuestros barrios y pueblos en torno a los que crear conflicto social y generar poder popular.

En la ciudad de Zaragoza la primera semana del confinamiento los servicios sociales municipales y espacios asistencialistas como Cruz Roja o Cáritas, se saturaron. La clase trabajadora que ya estaba en una situación de precariedad se está viendo en la pobreza, no teniendo ingresos y no teniendo que comer ni ellas ni sus hijas. Otra cuestión también material es la crisis de cuidados que se ha evidenciado ante el cierre de colegios, y centros de día y residenciales de personas dependientes. Todas tenemos claro en Zaragoza los criterios con los que podemos consumir y comprar, pero, tras más de 70 días de estado de alarma y medidas de confinamiento, aún nadie ha puesto soluciones colectivas a cómo conciliar mientras teletrabajamos, o quién atiende a nuestros seres queridos mientras nosotras hacemos en el centro de trabajo 8 horas diarias, más las 2 horas del trayecto de ida y vuelta a nuestra casa.

Frente al individualismo imperante en nuestra sociedad, con una cultura de barrio y de apoyo mutuo entre las trabajadoras que parecía olvidada, las vecinas se han organizado para cubrir las necesidades materiales más urgentes, desde la solidaridad activa entre iguales, a través de una docena de redes de cuidados de barrios de Zaragoza. Existen ya estos colectivos en la capital aragonesa en las zonas de Delicias, Oliver, Gancho, Madalena, Picarral-Zalfonada, La Jota, Torrero-La Paz, Arrabal, Parque Goya-Actur, Almozara, Las Fuentes y San José. En las calles de la ciudad, se va a comprar medicamentos y alimentos a la población vulnerable que no puede salir, se imprimen deberes, se pegan carteles anunciando las redes de cuidados, se hacen compras solidarias en mercados y farmacias para quienes no entra en su casa ni un duro desde que nos confinamos. Hay varias cajas de resistencia donde ingresar dinero para estos gastos, se liberan wifis para paliar la brecha digital que el telestudio ha destapado en los hogares obreros, fundaciones sociales y locales de asociaciones de vecinas recogen donaciones de alimentos, de útiles de higiene básica y de material informático en desuso y se cosen sin parar mascarillas y batas que se reparten luego en los centros de salud y residencias del barrio.

Estas redes vecinales de cuidados están en coordinándose entre ellas, no sólo para nutrirse de ideas, sino también para exigir unidas al Gobierno de Zaragoza la apertura inmediata de todos los centros de servicios sociales municipales, considerándolos imprescindibles por las situaciones de desigualdad económica y social que las redes vecinales están atendiendo, desde el apoyo mutuo, en los barrios. Ante la crisis del covid19, el gobierno del trifachito, representado por Jorge Azcón, que previamente ya  nos dotó con unos presupuestos con un 30% menos de inversión en los barrios, con recortes en la asesoría a personas migrantes o con la eliminación de los servicios de mediación comunitaria, dejó abiertos sólo 5 de los 28 puntos de atención de los 15 centros municipales, dejando tiradas a quienes más están sufriendo las consecuencias de la pandemia: la clase trabajadora que habita los barrios populares de la ciudad.

Las redes de cuidados y apoyo mutuo son una gran expresión de dignidad y solidaridad, frente a la sociedad de individuos aislados que promueve el capitalismo. El Partido Comunista de España en Aragón, vemos necesario el potenciar y apoyar estos espacios de organización popular por y para la clase trabajadora de Zaragoza, desde donde las vecinas que habitamos los barrios exijamos una vida digna en los mismos, defendiendo con uñas y dientes los servicios públicos, luchando porque todas y todos tengamos un techo digno a través de un parque público de vivienda y visibilizando el trabajo reproductivo y la mejora de las condiciones de éste, desde la profunda convicción de que sin cuidados no hay vida. Las capas populares zaragozanas debemos  seguir llegando a los hogares donde los servicios sociales no llegan, pero también exigir la recuperación de lo público que nunca debió quedar en manos del sector privado, pues es obligación de las administraciones públicas velar por el bienestar e interés comunes, por lo público. 

Cuando la pandemia pase la crisis laboral y de cuidados serán más profundas, y estas redes de cuidados entre iguales que están creando comunidad a través del fortalecimiento de los vínculos sociales con quienes compartimos escalera y aceras, esas desconocidas que veíamos todos los días pero con las que no socializábamos, van a ser más necesarias que nunca. Al final, el construir clase, es decir, conciencia de nuestro lugar en la cadena de producción económica, también pasa por hacer barrio, cuidando por el bienestar colectivo, más allá de los vínculos patriarcales de la familia nuclear. No hay salida individual posible ante la pandemia, hay que organizarse, potenciando todo el tejido social de los barrios, para velar que nadie se sienta sola o desamparada. Construir espacios comunes sólidos por y para la clase trabajadora, desde donde defender la vida digna en nuestros barrios, es un el horizonte en el que unidas lucharemos para no pagar también esta crisis.

Categorías: Área Externa

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