En Zaragoza, el nuevo pliego de condiciones del servicio de limpieza de colegios y pabellones no es un documento técnico más. Es una declaración política. Un síntoma grave de cómo las políticas neoliberales y patriarcales siguen marcando el rumbo de los servicios públicos. Desde el Área de Feminismo del Partido Comunista de España en Aragón, denunciamos que este pliego supone un paso atrás intolerable en derechos laborales, justicia social y equidad de género.
Nos encontramos ante un caso flagrante de precariedad estructural y desigualdad de género en el ámbito laboral. La plantilla está masivamente feminizada: el 96,1% son mujeres, mientras que los hombres representan apenas una minoría (12 trabajadores). Sin embargo, esta disparidad se agrava al analizar las condiciones laborales: mientras que los 12 hombres disfrutan de jornadas completas sin excepción, las mujeres enfrentan una situación de extrema precariedad: el 65% tiene jornada reducida y 74 no superan las 10 horas semanales. Lejos de corregir esta feminización de la pobreza, el Ayuntamiento perpetúa la discriminación con recortes de derechos, condenando a cientos de trabajadoras a la inseguridad económica crónica y a la exclusión social.
La falta de protección en caso de huelga es otro síntoma del desprecio a estas trabajadoras. Imponer servicios mínimos sin diálogo previo es una medida antisindical que limita el derecho a la huelga y debilita aún más la capacidad de defensa colectiva de un sector ya de por sí invisibilizado.
El enfoque puramente economicista de este pliego es alarmante. Que se valore más la oferta económica (55%) que el propio proyecto de limpieza (45%) no es una anécdota, sino un acto político. Se prioriza el ahorro —la rentabilidad empresarial— frente a la calidad del servicio y el bienestar de quienes lo prestan. El precio tope fijado, 0,095€/m²/día, no garantiza salarios dignos. De hecho, empuja a la baja las condiciones laborales y puede suponer despidos o sobrecarga de trabajo, al calcular necesidades en base a metros cuadrados y no a la realidad humana del servicio.
Este pliego prescinde de los informes de impacto de género en la finalización del contrato para evaluar si las medidas tomadas son efectivas. No garantiza estabilidad a las trabajadoras fijas discontinuas —que quedan sin ingresos cuando cierran los colegios— ni se reconoce el valor social de su labor. Se trata de una decisión que ignora de forma consciente las desigualdades que atraviesan a estas mujeres: las relega, las silencia y las condena a seguir siendo mano de obra barata en una Zaragoza que presume de modernidad mientras excluye a quienes sostienen lo cotidiano.
Todo esto ha sido elaborado, una vez más, sin participación de las trabajadoras ni de sus representantes sindicales. Un pliego “de despacho”, sin diálogo social, sin perspectiva de género y sin voluntad de construir un modelo público que garantice empleo digno y servicios de calidad.
Es necesario que desde las instituciones se de ejemplo, porque otro modelo es posible y urgente. Un modelo que recupere estándares laborales básicos como los controles horarios o la cobertura de bajas. Revise los criterios de adjudicación para que la calidad y las condiciones laborales pesen al menos el 50%. Y, sobre todo, que la negociación colectiva y sindical sea la base para la elaboración de los pliegos.
Una gestión que prioriza el beneficio empresarial frente al bienestar común, desprotege a las mujeres trabajadoras y las precariza en un sector ya de por sí castigado.
El paulatino deterioro de los servicios públicos, afecta especialmente a todas las esferas de la salud de las mujeres, tanto física como mental. Los últimos datos estadísticos arrojan luz sobre un número alarmante de mujeres que están en tratamientos psiquiátricos.
El ejemplo del verano pasado, con las trabajadoras en lucha por sus derechos, demostró que la presión social puede frenar retrocesos. En un acto de sororidad y solidaridad de clase, las empleadas fijas aceptaron, hace tiempo, convertirse en fijas discontinuas para evitar el despido de parte de sus compañeras. Desde el Área de Feminismo del PCE Aragón, reafirmamos nuestro apoyo inquebrantable a las trabajadoras de la limpieza en cualquier decisión que tomen para defender sus derechos laborales y su dignidad.