Este 23 de abril coincide con los 40 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía y en un momento donde se abre en las Cortes de Aragón su cuarta reforma, pero lo cierto es que 40 años después Aragón y su pueblo continuamos padeciendo los mismos desequilibrios e injusticias. Pese a ello un 23 de abril más los principales partidos políticos que han gobernado esta tierra pondrán en valor la autonomía de Aragón, su autogobierno y sus instituciones propias como garantes del progreso social y económico de nuestra tierra sin considerar las fuerzas sociales que sobre ella influyen.
Durante décadas, el Gobierno de Aragón ha sido una pieza más del engranaje capitalista que ha cumplido la importante función de facilitar negocios para las élites económicas. Desde hace ya siete años, el Gobierno de Aragón presidido por Javier Lamban se ha caracterizado por una acción de gobierno sumisa al gran capital, de marcado corte neoliberal y negacionista del cambio climático. El actual Gobierno de Aragón ha defendido un modelo de desarrollo insostenible desde el punto de vista social y ecológico, que no sirve para revertir el grave problema de despoblación que afecta a buena parte de nuestro territorio, ni mucho menos incluye políticas de lucha contra el cambio climático.
El presidente Lambán no tiene el menor reparo en afirmar que el mayor logro de su gobierno ha sido la atracción de Amazon, una multinacional conocida por su represión sindical, por destruir el tejido comercial de barrio y por basar su modelo de negocio en una actividad medioambientalmente insostenible. Una empresa marcada por el contraste de la precariedad de sus condiciones laborales y la figura de su principal accionista Jeff Bezos, que es la persona más rica del mundo con un patrimonio estimado de 177 mil millones de dólares.
El caso de Amazon no es la excepción que confirma la regla sino más bien el paradigma de un modelo neoliberal por el que apuesta con firmeza el Gobierno de Aragón. Destinar los fondos europeos a destruir el Pirineo ampliando las estaciones de esquí y apostando por unos Juegos Olímpicos de Invierno que son el cenit de la cultura de la especulación y el pelotazo es otra buena prueba de ello. Y podríamos seguir con un gran número de ejemplos: apuesta por macrogranjas que contaminan nuestras tierras fértiles, alfombra roja para especuladores como Forestalia que están llenando de aerogeneradores y placas fotovoltaicas nuestro territorio para exportar luego la energía producida, etc. Un modelo que facilita la acumulación de capital en cada vez menos manos pero que, más allá del marketing, es incapaz de asegurar un futuro estable y digno a los habitantes del mundo rural.
El PCE defiende el autogobierno como una oportunidad para reforzar los servicios públicos mediante una política fiscal progresiva donde las grandes fortunas aporten en base a sus beneficios y patrimonios. Sin embargo, la última reforma fiscal de Aragón auspiciada por el PSOE junto con los partidos de derecha supuso aumentar las exenciones del impuesto de sucesiones, a pesar de que solamente el 5% más rico debía tributar por ello. El autogobierno per se no produce bienestar social ni progreso sino que depende de la correlación de fuerzas sociales de manera que en un contexto de auge de las ideas neoliberales ha sido empleado precisamente para aplicar políticas contrarias a la clase trabajadora: reforma fiscal regresiva, subvenciones y exenciones fiscales a grandes empresas, recorte y externalización de servicios públicos, etc. Mientras se recorta en educación y sanidad pública se aumentan los conciertos con la sanidad privada y se mantienen los privilegios de la educación concertada a la que se le permite incumplir sistemáticamente la ley. El trabajo de cuidados sigue recayendo en las mujeres trabajadoras, asumiendo muchas el trabajo de manera gratuita o en condiciones muy precarias y sin políticas públicas que faciliten la conciliación.
El caso de ferrocarril es paradigmático de cómo el autogobierno puede ser muy poco útil en función de quién gobierna pues tanto RENFE, como el Gobierno de Aragón, han contribuido a desmantelar la red ferroviaria dejando a muchos pueblos cada vez más aislados y dependientes del coche privado. Todo lo contrario de lo que sería necesario para mejorar la vertebración del territorio y reducir las desigualdades entre las zonas urbanas y rurales.
El autogobierno no ha servido para frenar la desindustrialización de la provincia de Teruel, que cada vez se parece más a un desierto y donde los fondos económicos se han utilizado para financiar proyectos especulativos como Motorland. Tampoco ha servido para garantizar el acceso a una vivienda digna a pesar de ser reconocido como un derecho tanto en la Constitución como en el Estatuto de Autonomía. Mientras la clase trabajadora es explotada, y a duras penas llega a final de mes, los grandes especuladores y la clase rentista y parasitaria se hace cada vez más rica.
De nada vale el autogobierno si es para hacer las políticas de siempre al servicio de los poderes económicos que destruyen el planeta y generan desigualdad social y territorial. Todo esto ocurre con un gobierno cuatripartito, donde tan solo IU con un diputado es la oposición de izquierdas a este Gobierno de Aragón y único representante de gran parte de las luchas sociales en las Cortes de Aragón.
Por ello desde el PCE y la Juventud Comunista hacemos un llamamiento este 23 de Abril para conquistar un autogobierno al servicio de la clase trabajadora de la única manera posible: desde la movilización social de los sectores sociales aragoneses que sufren los recortes y las desigualdades. La construcción de poder popular es la mejor garantía de que el autogobierno sirva a nuestros intereses, al cambio de un modelo productivo que genere derechos, sea respetuoso con el entorno y frene la despoblación. Un autogobierno que aplique una política fiscal justa, donde los que más tienen más contribuyan a mantener unos servicios públicos de calidad. Un autogobierno ecologista, feminista y al servicio de la clase trabajadora social.
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